Desarrolla una mentalidad internacional

 

No nacemos rígidos, nos vamos haciendo. En el idioma. En la cultura. En patrones de conducta. En demás etcéteras.  

La suma de esas rigideces en desarrollo va forjando un concepto que ha sido raíz de muchos males: Nosotros en contraposición al Otro. La otredad, cuando no la abrazamos y celebramos, nos separa. 

Una de las grandes ventajas de desarrollar una mentalidad internacional es precisamente que nos empuja primeramente hacia una visión saludable de la otredad, y eventualmente a una comprensión de nuestra unicidad: la condición humana.    

Todo lo que podamos hacer en la familia y en el colegio para fomentar esta mentalidad internacional – sea a través del aprendizaje de otra lengua, exposición a literatura de otros países, convivencia con estudiantes y familias de otras nacionalidades, involucramiento con los problemas del planeta a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ciclos de indagación en el aula, todo contribuye a frenar los procesos de rigidez y a soltar las redes de la convivencia, apertura, y comunidad, abriendo puertas en nuestro presente y en nuestro futuro, tanto individual como colectivo.  

No nacemos rígidos, poseer una mentalidad internacional nos acercará nuevos conocimientos, ideas y experiencias desde distintas perspectivas, y nos hará personas capaces de afrontar los cambios exitosamente.

En la Apostólica desarrollamos la mentalidad internacional, nos tomamos el tiempo de reflexionar que nos ocurre cuando recibimos nueva información para comprender sin dejarnos llevar por el temor a lo desconocido, cuestionamos y abrazamos la curiosidad como método para crecer, considerando las perspectivas de otros, aunque no estemos de acuerdo con todo lo que piensan o dicen.

Aseguremos que nuestros niños que crezcan llenos de ideas para lograr cambios globales positivos., ya decía el filósofo Chartier “Nada hay más peligroso que una idea cuando no se tiene más que una”.

 

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